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Aguante la ficción

9 septiembre 2009
El segundo cuento de la zaga de Deporpurri…

Tan cerca y tan lejos

Lorenzo Andrade fue uno más, de aquellos tantos amantes del fútbol, que vivió una de las noches más tensionantes y felices que un deportista de ley puede imaginarse. Gracias a sus condiciones naturales, su esfuerzo y su pericia, el equipo de fútbol del cual era líder llegó a la definición de un torneo, nada menos que la final de un Campeonato del Mundo.
Lolo, como le decían sus compañeros y amigos, era parte importante de uno de los treinta y dos equipos que, dividido en ocho grupos, disputarían el cetro de mejor equipo internacional.
Tanto es así que sin su participación, el equipo era otro, jugaba de manera distinta a lo habitual. Sin su goleador, el equipo pasaba desapercibido.
Era la selección de Trinidad y Tobago, representativo que tuvo un antes y un después desde que Andrade decidió vulnerar sus raíces argentinas y tomar participación activa en este modesto equipo.
El Grupo F del Mundial más mediatizado de la historia era complicado. Demasiado para un equipo sin experiencia que pudo aprovechar la suerte en el debut para vencer a Francia por 1 a 0 y después a Australia, por el mismo marcador.
Todos hablaban del rojo y negro, de esa selección de morenos comandadas por un blanquito con buenas intenciones. En el cierre, pero ya clasificado, perdió por goleada con Portugal y, a pesar de acomodarse a la lógica, la llave definitoria le tenía guardado un lugarcito.
El correr de los partidos le fue dando confianza inusitada a este equipo sin historia, una selección considerada “chica” por la gente y la prensa especializada.
Eliminó, otra vez por 1 a 0, a Corea del Sur que extrañamente había ganado el grupo donde Inglaterra era gran favorito. En cuartos, gracias a los penales, se libró de España y, en semifinales, de Rusia, otro equipo que sorprendió a mas de uno.
La buena mano del entrenador, hasta ese momento desconocido, junto a la fortaleza anímica del grupo y los tres goles de Andrade fueron los condimentos que sirvieron para impulsar el sueño de una nación de atributos pobres que quería entrar en la historia.
Pero la tarde de aquel domingo de verano no fue una más. Andrade sabía que el partido que venía no era igual a ningún otro de su vida.
Nervios, ansiedad y fastidio armaron un cóctel explosivo para el jugador. Lolo quería empezar rápido. Una botella de agua en su mano y una concentración excesivamente individualista no le permitieron ni escuchar ni ver las disposiciones del técnico.
De repente, se vio en la fila previa al ingreso. Divisó la bandera amarilla del Fair Play y a toda la multitud que gritaba en una de las canchas más imponentes que había visto en su existencia.
Minutos antes del inicio del partido sus ojos estaban tan rojos como los vivos de su camiseta, producto de una madrugada de insomnio basada en la difícil parada que le esperaba.
Frente a él y sus compañeros, Brasil. Favorito por naturaleza y con todas sus figuras en la plenitud física y mental para conseguir un nuevo título.
Todos descontaban una victoria verdeamarelha ante el débil rival que llegó “de lástima”, término utilizado por un compañero de la infancia de Lolo que siguió todo el torneo al lado de su amigo.
Entre el favoritismo de uno y el momento del otro, la primera etapa pareció durar cinco minutos. Pasó rapidísimo y en silencio. Terminó igualada en cero y con llegadas de riesgo que pudieron ser contadas por un chico de dos años.
En el segundo tiempo, típico gol y sorpresa. Centro cruzado tras un desborde profundo por la derecha le permitieron a Lorenzo pegarle duro a la pelota y hacer explotar la red para poner arriba a Trinidad ante el cuco brasileño.
El multicampeón sintió el impacto y fue a buscar el partido, pero Andrade aprovechó un contragolpe luego de un pase profundo del mediocampista central, eludió al arquero y marcó el segundo gol que abría una nueva página en la historia del fútbol del pequeño país centroamericano.
El público clamaba por el más débil y la gloria estaba al alcance de la mano, pero un tiro libre ejecutado en forma majestuosa pusieron dramatismo a los últimos minutos.
Lorenzo no daba más, estaba exhausto por la situación y no encontraba la forma de parar el vendaval de ataques que sufría el arco de su equipo.
Desde el banco llegaron cambios y más defensores para bloquear el poderío de una de las selecciones más importantes de la historia de la humanidad.
En el descuento, algo que parecía lógico. Brasil alcanzó el empate con un remate esquinado desde el vértice derecho del área y mandó el partido a la prórroga.
La condición de Andrade no era la mejor. La saliva no existía en su boca, las manos eran un mar de agua por los nervios y sus ojos estaban como idos.
No estaba cómodo, no lograba ubicarse en una posición que le permita hacer su juego.
El pitido del árbitro fue el inicio de la peor pesadilla.
Otro tiro libre, esta vez desde el sector opuesto, puso arriba a Brasil y, en segundos, un error del zaguero dejo mano a mano a la estrella carioca y a cobrar.
El 2-4 llenó de impotencia el presente de Andrade. Primero una patada a destiempo, después tres pelotas perdidas de forma infantil condicionaron el futuro del partido.
Andrade estaba furioso. No podía tomar la pelota y, mucho menos, el control del juego.
Ya no habrá otra oportunidad igual para Lorenzo Andrade, ya no habrá otra oportunidad igual para Trinidad y Tobago…
Entonces, en un instante de arrebato, Lolo arrancó el cable, revoleó el joystick y se juró a sí mismo nunca más jugar con la PlayStation.
3 comentarios leave one →
  1. Oscar permalink
    10 septiembre 2009 16:04

    Alto cuento Facu!!! Aguante la play!!! Las chicas del blog se prenden en algún partido? Muy buena la idea, abrazo de gol.

  2. Facundo Bochatay permalink*
    10 septiembre 2009 16:59

    Las chicas se prenden en todas, siempre que allá chipa! De paso aprovecho y te comento que estoy vendiendo una Play II, un año de uso, como nueva y con dos joystick!

  3. viejoaron permalink
    10 septiembre 2009 23:31

    jajaaja muy gueno, me recordó al partido de Chile de ayer.
    puta que se sufre siendo chileno, ni con la play le pegamos.

    oye y muy bien por enlazar a «FOGATEIRA, desde argentina cada vez mas cerca de Brasil»

    te gusta el lema?? jaja broma.

    Ayer me preguntaban:
    -¿¿¿ chileno que hacés en argentina???
    – nada, sólo me queda más cerca de Brasil
    jajaja otra broma.

    saludos a los chipa adictos.

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